Desde Brasil nos llega este artista sonoro y visual. Nos llega poética de ojos y orejas y la inquietud nos remueve. Marcelo Armani, detalle y atmósfera, cuida la sensación para que puedas adentrarte en su mundo y viajar, viajar a palacios azules donde se cocinan intrigas entre las ollas. Su fascinación por lo pequeño y percutivo, convierte en grande y ritual el todo. Acuoso y latente, un rincón siempre incierto se esconde en su electrónica.

Vino con MEM Festival a montar una instalación sonora en Sarean, y ahora, la bastarda Karpintería, lo acoge en un bolo movido por Miriam Pretalada (componente de Gora Japón y de las salvajes Magmadam) en el que el brasileño, además de meternos en esos mundos suyos de noches casi amanecidas y tambores que llaman a lo incierto, nos ofrecerá la posibilidad de crear un círculo de improvisación, lo que se viene llamando en el circuito, una jam session. Con estos ingredientes, vuestra compañía y la trayectoria mágica que amparan las paredes de La Karpintería, la tarde noche del sábado puede ser un viaje a sitios de los que quieres salir y sabes que si aguantas el deseo de huída, el trance te hará vivir el vacío.